martes, septiembre 27, 2005

COMENTARIOS SOBRE CINE v.1


Nacho Vigalondo, director de cortos, escribe un interesante artículo, en dos partes, sobre el uso de las " formas " en el cine. No entraré a discutir los ejemplos que utiliza, ese tema ya lo ha abordado él con sus propias conclusiones. Me interesan más algunas de las reflexiones o cuestiones que deja abiertas en dicho artículo.

En particular, hablando sobre las " formas " del cine hace una distinción, a mi parecer, muy interesante y sugerente: entre la forma de una película que pretende " irónicamente " amoldarse a los ticks visuales y narrativos de los que se burla, en palabras de Vigalondo: " Hacer que la película tuviese el aspecto de aquello de lo que, precisamente, se estaba burlando "; consiguiendo así, según el propio Vigalondo, " llevar la ironía al límite ". Y, por otro lado, la forma que, pretendiendo lo anterior, hace declaración de principios explicita o implicitamente por su tono; Vigalondo lo expresa así: " lleva colgado el título de " Sátira ".

Vigalondo concluye, muy acertadamente a nuestro parecer, a propósito de la primera forma: " alude a la percepción del espectador para que descubra qué película está viendo, en un juego mucho más estimulante y perverso ". Sin embargo, el mismo Vigalondo afirma que habitualmente ésta forma más arriesgada de plantear una historia a la pantalla no funciona de buenas a primeras, porque raramente el espectador - y la crítica institucionalizada - saben distinguir el fondo de la forma. Es decir, lo que se adopta como forma siguiendo " miméticamente" los patrones de fondo que se pretenden ironizar, son comprendidos a la inversa como una " apología " del fondo mismo. Así, es interesante descubrir como lo que diferencia la ironía de la apología tan sólo es una cuestión de " fondo + Intenciones "; no la simple forma, como bien dice Vigalondo, puesto que: " tienen la misma ".

Estamos ante un punto clave, la filosofía del lenguaje ha estudiado la relevancia de las " Intenciones " en el vehículo comunicativo, aunque defensores y detractores de tal teoría " aún " se hallan en terreno de aporía. Sin adentrarnos, en éso, tan sólo una consideración. Sin atender a Intenciones es imposible apercibirse de la supuesta ironía que supone hacer acopio de contenidos con voluntades formales. Es decir, sin entender las intenciones del autor - su maestría a la hora de llevarlas a cabo en la obra - es imposible, discernir lo apologético de lo crítico. Es más, retomando las propias palabras de Vigalondo, no ha lugar para ese " juego estimulante y perverso ". De los ejemplos que cita él, añadiremos uno de semejante o mayor interés: " Leni Riefenstahl: Apologeta o Simple cronista ". Aún es más interesante la consideración siguiente: " vistos los resultados, ¿ podemos creer en las supuestas " intenciones documentales " que siempre ha defendido Riefesntahl ?. La interrogación es realmente importante si debemos atender a dos tesis respecto al arte moderno:

a) No siempre el autor es veraz

b) ¿ Rigen realmente las " intenciones " del autor en la valía de la obra de arte o ésta debe defenderse únicamente por sí misma ?

- continuará... -

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