sábado, junio 15, 2002

Resquicios de sol para una noche eterna.

Las noches de oscuro burdeos.
Son pequeñas niñas las que jugaban ayer tarde en aquel mismo banco.
Ahora sólo quedan dos ancianos
Es extraño pasear sin rumbo fijo, descartar posibles caminos por simple encaminarse
Ya han empezado a tintillar las gotas negras
Levantar suavemente la cabeza para ver los faros de lugares cerrados
Bajar suavemente la cabeza por las molestas manchas en los anteojos.
Es extraño pasear sin rumbo fijo, cual rumbo de la vida
Mirar el estrepito de los automóbiles pasando, yendo
Donde yendo, ¿alguien va algún sitio?
No recuerdo haber pensado en sitio alguno para ir
Ni siquiera recuerdo haber pensado en ningún sitio para ir
Quizás el magma en los charcos me señale algún rastro
quiza otra cara que no situo, quiza otra vida que no intuyo.

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