viernes, diciembre 27, 2002

Gusto a veces de imaginar cosas y de imaginarlas bellas. Imagino gente más bella de lo que es, gente extraordinaria de inenarrable condición. Y a veces me excedo en mis fantasias, y las hablo y me responden. Me guían en lo que pueden, como las maestras maternales a los niños, algunos los ven con suficiente autonomía para guiarse a sí mismos. Otros como yo, son o demasiado activos o melancólicamente solitarios para ir solos. Necesitan una mano que les conduzca con rectitud y afecto por el camino, por el camino de la vida.

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